miércoles, 5 de enero de 2011

Seamos mejores mexicanos para un mejor México.

Por Herberto Rodríguez Regordosa

Estas fechas debieran crear un ambiente muy propicio para que cada uno de nosotros pudiera dar lo mejor de sí. Sin embargo, éste ha sido un año muy difícil para México en muchos sentidos y pareciera que la desilusión, el desánimo y la desesperanza se apoderan de nosotros.
Saber que hemos tenido más de 30 mil muertes en la guerra contra el narco (o del narco contra él mismo); saber que el Jefe Diego ha sido liberado pagando una poco modesta cantidad (¿20 millones de dlls.?) pero que sus captores pasean libremente en algún centro comercial de grandes marcas haciendo su “shopping” navideño; saber que el secuestro y extorsión de migrantes es el día a día en nuestro País y no hay responsables; saber que 50 trabajadores del campo (la mayoría menores de edad) permanecían casi secuestrados en Sonora pero no se dice quién los tenía bajo llaves; saber que el robo de combustible causó la muerte de casi 30 personas y pérdidas millonarias y de los “ordeñadores” ni pista; saber que servidores públicos salientes se han enriquecido de una manera salvaje y que será muy difícil fincarles responsabilidades (son pillos , no tontos); saber que México baja cada año en los índices de competitividad y que hemos perdido el liderazgo de América Latina en manos de Brasil; saber que Puebla también ha perdido espacios nacionales por sus malos resultados en empleo y gobierno.
En fin, creo que hay suficientes asuntos como para sentirnos desanimados. Por mucho que hayamos recibido los mejores regalos en el famoso “intercambio”, degustado el mejor pavo de la temporada, tomado cava con turrones españoles (o unos buenos buñuelos con miel de piloncillo), éstos parecen no ser suficientes para paliar en nuestro interior, todos los males que aquejan a nuestro querido México. Pero lo cierto es que pasando la temporada y llegando la cuesta de enero, los problemas serán los mismos y ya no tendremos los alicientes de temporada para poderlos, al menos, olvidarlos un rato. Así que la pregunta relevante que me hago en éstos días es ¿Tiene nuestro México remedio?
Durante muchos años nos hemos quejado que nuestra clase política no ha estado a la altura de las circunstancias, o que los trabajadores y sus sindicatos son el lastre del progreso, o que los empresarios, en su desmesurada ambición, han monopolizado muchos de los bienes y servicios que los mexicanos pagamos caro, o que PEMEX no da mantenimiento a sus ductos, o que los malos resultados de la Selección Mexicana son culpa de Televisa y de los directivos de la FMF, o yo que sé, pero siempre encontraremos suficientes causas fuera de nosotros mismos que explican mucho la situación en la que nos encontramos.
Pienso que la única forma de que nuestro País pueda prosperar está más en el cambio personal, que sumado al cambio de otros, nos pueda dar una masa crítica suficiente para comenzar a cambiar de fondo nuestras familias, nuestros centros educativos, nuestras instituciones, nuestras leyes, nuestros gobiernos y finalmente a nuestra sociedad y a nuestra propia Cultura. Esto es lo que desde hace mucho tiempo hemos llamado la “Vertebración de la Sociedad”, pero que se ha quedado como una utopía en la mente de los mejores sociólogos y pensadores sobre el tipo de País que debemos seguir construyendo.
México tiene remedio si creemos que los mexicanos tenemos remedio. Entonces mis deseos para este Año 2011, que está a punto de comenzar, es que seamos mejores mexicanos para un mejor México.
Yo empiezo hoy para ir ya encarrerado el 1° de enero. ¡Reavivemos por favor nuestra esperanza!

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